Mi pie izquierdo

Una cosa es que un servidor ande un poco torpe y vago a la hora de ponerse al teclado. Pero si te fijas, de un tiempo a esta parte sólo me movían los conciertos de AC/DC, así que lo de Sevilla el martes y alguna que otra solicitud de palabras han desembocado en esta crónica.

Tras el debut de Axl Rose como cantante de AC/DC en Lisboa el sábado pasado no quise enterarme de las primeras reacciones y juzgar por mí mismo tras la descarga del día 10 en Sevilla, y vaya descarga que nos encontramos sí señor. A mediodía tenían por allí todos los grifos abiertos confirmando las acertadas previsiones meteorológicas de lluvia, lluvia y más lluvia, pero la mentalidad era única en todos los asistentes: tengo en mi poder una entrada que vale una pasta, vengo desde lejos para verlos y trago con Axl como cantante, así que el diluvio universal no va a ser inconveniente por mis narices. Esa fuerza de cada un@ obró el milagro y a las 17:00h paró. Gracias.

Antes de entrar: tirón de orejas por la hora y pico de cola para acceder a la pista y enhorabuena a los de los puestos de comida y bebida que hicieron el agosto.

El concierto de los teloneros Tyler Bryant and The Shakedown estaba terminando, así que no puedo decir gran cosa de ellos, pero me quedé con un muy buen sonido y unos temas muy interesantes. Especial conexión entre la guitarra y la potente batería.

A lo que vamos: la cinta de los Rolling Stones para amenizar la espera, apagón de luces, vídeo de introducción y Rock or Bust. Y ese señor (o señora) ahí sentado. ¿Qué esperabas? Eso, sí: puntuales.

Axl Rose se ofreció a AC/DC nada más conocer los problemas de Brian Johnson. Mi opinión es que este tío es un gran fan de los australianos y que se sabe de pe a pá toda su discografía, y no dudo que Angus y compañía en un principio serían escépticos a admitir a una de las personas más odiadas del mundo del rock en esta familia, pero entiendo que los ensayos durante las semanas previas al concierto de Lisboa hizo a AC/DC ver lo que vimos este martes. Cuela.

Evidentemente no es la voz que llevamos escuchando 36 años, pero las canciones son las mismas sin perder ni un ápice de fuerza. Es más, había canciones en las que se me pareció más a las frecuencias de Bon Scott que a las de Brian Johnson. Las cantó como lo hacemos tú y yo tras habérnoslas aprendido con los discos (estudio y directo) que nos comprábamos por dos talegos o que un colega nos grababa en cassette. Todo correcto.

Aparte del Rock or Bust disfrutamos del repertorio de siempre. Lo único que destacaré es el placer de escuchar el High Voltage y la inclusión en los bises (¡¡por fin!!) del Riff Raff.

Ahora bien: choca ver al cantante de AC/DC sentado en una silla, sea Axl, Brian o Marifé de Triana. Eso lo hizo Dave Grohl porque se rompió la pierna en pleno concierto, y eso pudo darle derecho a terminar la gira de Foo Fighters. Pero si nos acostumbramos a esto (recordemos que hay muchos rockeros más allá de los 50), puede que lo próximo sea que el que falte toque o cante desde su casa online. O que se ponga de moda el tema de los hologramas y que habiendo fallecido uno o varios miembros disfrutemos de ellos por obra de la tecnología. La realidad virtual está a la vuelta de la esquina, amigos. Puede que en un futuro con un casco de esos no te haga falta moverte del salón de tu casa; así podrás ir al baño sin problemas.

Y por supuesto también choca ver al cantante de AC/DC escondido tras un sombrero, unas gafas de sol y una cantidad de joyas que costarán lo que tú y yo cobramos en un mes (vale, o más). Hasta cambió de chupa de piel en los bises. Esto ya lo entenderán más los que tienen a AC/DC como una filosofía y un modo de vida.

Nada más. Una única pregunta. ¿Y después qué?

 

Salud

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